miércoles, 15 de febrero de 2017

Hoy sabemos algo mas de FRANCO LEPRINO

FRANCO LEPRINO - Integrati. .........Disintegrati (1977) 
Todos sabemos de la riquísima herencia progresiva que nos dejó (y nos sigue dejando) Italia durante los 70.Pero a niveles más vanguardistas-electrónicos, la cosa se minimiza bastante. Arturo Stalteri (Pierrot Lunaire), Luciano Cillo, o el otro Franco (ejem!), el Battiato. Sintetista serio antes de convertirse en el padre de Berto Romero musicando monólogos pseudo-intelectuales para funcionarias aburridas en los 80. Fueron ilustres buscadores de la belleza por otros caminos menos predecibles. Franco Leprino se sumó a ellos en su único y maravilloso disco, "Integrati....Disintegrati", editado por el anónimo sello Eleven, en el año oficial de la punkarrada emergente.
Leprino toca guitarra acústica y de 12 cuerdas (de exquisito gusto), VCS Synth, vibrafono y percusión. Ayudan Franco Lazzaro (Hammond, Moog, Eminent). Arnaldo Ciato (piano) y Algio Squaiella (flautas y oboe).
El resultado de esta unión de músicos no deja de ser sorprendente, a lo largo de las dos largas suites que constituyen el disco de mismo título. Podemos hablar de Electronic prog, pero llevado al terreno lírico del progresivo de su país. De tal modo que gustará igual a un aficionado a ésta sección, como a un sinfo-prog de toda la vida.
La cara A está llena de sutiles detalles microscópicos, en sus 19'15 mts de melódica electrónica "de cámara ". Nada de marcianadas experimentales. Aquí dudó que se haya dejado algo al azar. Aún así, hay momentos krauties que lo emparentan con sintetistas alemanes. Aunque tiene mucha conexión con Anthony Phillips, Steve Hackett, Asturias o Jean-Pascal Boffo. Ambientación increíblemente agradable, pero sin llegar a las sobredosis edulcorantes de la cercana new age ochentera.
Los 21.30 mts de la segunda cara nos ofrecen más de lo mismo (bienvenido sea), quizá con más preponderancia electrónica. El buen gusto y la alta clase instrumental es incuestionable. Las flautas y oboes le dan un cierto matiz "de cámara ", sin llegar a serlo. Y la perfección acústica no nos abandona, por fortuna, en ningún momento. Mientras los teclados nos trasladan en un parapente imaginario ( o puto dron si eres más moderno en tus fantasías ), por llanuras que recorremos a vista de pájaro. Kilómetros de verdes valles sin moverte del sofá ni visitar Google earth. Y eso mola bastante. No es fácil trasladar tanta paz espiritual, a no ser que seas un genio del calibre de Florian Fricke, Deuter o Gandalf. Mezcla a estos tres ases con el sabor del prog italiano instrumental. Franco Leprino sabía lo que se hacía, el muy perro.



Escucha el disco completo

       

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